A GOLPE
DE ARPA
(1934)
AURICH,
AGUILAR Y VORONOFF
Los
hilos telegráficos y las estaciones de cable transpiraban y se rendían al
fatigoso y constante trabajo que les daban los periodistas de las cinco partes
del mundo contándole a las otras cuatro experimentos favorables que venía
obteniendo un señor Voronoff con relación a los injertos glandulares de monos.
Don Juan Aurich y don José del Carmen Aguilar
Portocarrero, además de ser compadres espirituales, eran fuertes todavía,
seguramente los son hoy mismo; y por los tanto, encontrándose en la plenitud de
su vigor físico, el asunto no era de ninguna alegría o novedad para ellos; pero
don Juan, que conocía al compadre, y por
“buscarle el pico”, le insinuó, entre conversación vá, conversación viene, que
se hiciera un viaje para probar el experimento, sometiéndose al nuevo sistema.
Una vez que don Juan le explicó a Aguilar en qué
consistía el injerto y el objeto de él, este le dice:
- “Compadre Juan: ¿I es cierto eso, seguro, seguro
compadre?
- “Sí, compadre, le responde Aurich; el efecto es seguro
y rápido.
Ante tal respuesta, Aguilar piensa un momento, cavila y
medita, y midiendo las fatales consecuencias con una agudeza de sabio – en lo
que sin duda Voronoff nunca pensó – le contesta a su compadre:
- “Compadre Juan: I si el mono ese que me tocaba a mí
resultaba “maricón”, que me hago, compadre?......
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